jueves, 29 de enero de 2015

Día 255 - Situaciones sociales – Estar en silencio

Hace varios días estuve comiendo con unos compañeros de clase, y en varios momentos durante ese tiempo que estuve con ellos sucedió que yo no tenía nada que aportar a las conversaciones, o directamente no podía seguir algunas conversaciones que iban referidas a videojuegos que yo no había jugado ni conocía o a situaciones que no había vivido con ellos, no conocía.

La mayor parte del tiempo la pasé en silencio, simplemente observando y escuchando las conversaciones y lo que sucedía alrededor. Y en algunos de estos momentos algún compañero me miraba y yo no tenía nada que decir así que continuaba en silencio, en esos momento experimenté nerviosismo/estrés al creer que debía aportar/comentar algo, participar en las conversaciones.

En este blog aplicaré perdón a mí mismo en todos aquellos momentos que experimenté en los cuales no estuve presente respirando ahí, sino más bien en mi mente juzgándome y experimentando ansiedad al no saber si debería decir/aportar algo a las conversaciones.

Me perdono a mí mismo que me he permitido y aceptado cuestionarme/preguntarme a mí mismo si debería hablar o quedarme callado, en la situación la cual A me miró mientras estábamos comiendo juntos y el resto de compañeros estaban hablando entre ellos, para a través de participar en este pensamiento activar a mi personaje sociable creyendo que de ese modo estaré integrado en el grupo.

Me perdono a mí mismo que me he permitido y aceptado querer/desear estar integrado en el grupo de compañeros de clase, en la situación la cual estamos comiendo juntos, ya que creo que si no estoy integrado en el grupo mis compañeros comenzarán a burlarse de mí por estar todo el tiempo callado sin decir nada.

Me perdono a mí mismo que me he permitido y aceptado creer que mis compañeros se burlarán de mí si no aporto nada a las conversaciones que tienen entre ellos, creyendo que al estar todo el tiempo callado mis compañeros me juzgarán como raro.

Me perdono a mí mismo que me he permitido y aceptado tener miedo a ser juzgado como raro, me perdono a mí mismo que me he permitido y aceptado conectar el hecho de ser juzgado como raro con el miedo en sí, me perdono a mí mismo que me he permitido y aceptado temer a mi propio miedo.

Me perdono a mí mismo que no me he permitido y aceptado darme cuenta de que en realidad soy yo mismo la persona que me juzga como raro por estar en silencio observando y escuchando como hablan mis compañeros, en la situación la cual estoy con mis compañeros de clase comiendo.

Me perdono a mí mismo que me he permitido y aceptado juzgarme como raro, en la situación la cual estoy con mis compañeros de clase callado observando y escuchando lo que ocurre alrededor.

En el momento y cuando me vea a mí mismo juzgándome como raro por estar callado observando y escuchando lo que ocurre a mi alrededor, estando con compañeros de clase – me detengo y respiro, me doy cuenta de que juzgarme en ese situación como raro provocará que esté intranquilo, ansioso, sin saber si debo aportar algo a las conversaciones o no.

Me comprometo a mí mismo a aportar algo a las conversaciones que tienen mis compañeros entre ellos siempre y cuando tenga algo que quiera y pueda aportar a la conversación, en otro caso me comprometo a permanecer respirando, escuchando, observando, estando presente en esa situación.


Continúo en el siguiente blog.

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